En la fusión de la cultura del vino y el turismo, las bodegas reconocen la importancia de brindar experiencias únicas que se adapten a las demandas cambiantes de los visitantes. Por esta razón, los departamentos de Enoturismo están cada vez más comprometidos con la implantación de herramientas digitales como parte de su continua modernización y adaptación a las demandas de los amantes del vino. Un ejemplo de esta tendencia es el enfoque innovador de Bodegas Ontañón, que ha integrado en su Templo del Vino distintas herramientas en su oferta enoturística como es la cata digital.
La bodega ha aprovechado estos dispositivos para sumergir a los turistas en un viaje sensorial a través de una plataforma web que dinamiza y digitaliza la visita. A través de ella, pueden poner a prueba sus conocimientos sobre el vino de forma intuitiva, a la vez que son guiados por las diferentes fases de la cata, mientras hablan de sus gustos y preferencias. “Una de las claves es acrecentar el interés por todos los aspectos del mundo del vino, dándole todo el protagonismo posible a los aromas y a los sabores”, explica Jesús Arechavaleta, responsable de Enoturismo de Ontañón Familia.
“Nuestra forma de entender la visita a la bodega la llamamos ‘culto al vino’ porque desarrollamos todas las actividades en torno a los placeres sensoriales que nos ofrece. Esa sensibilidad tan especial se ha convertido en nuestra marca de la casa, en la forma en la que nos relacionamos e interactuamos con las personas que vienen a la bodega. Poco a poco, los vamos introduciendo en la dialéctica que les proponemos: creyentes, practicantes y devotos”, continúa.
La cata digital es “una experiencia inmersiva pero muy gratificante y sencilla que genera muy buen rollo al instante, lo que hace que los visitantes se identifiquen muy pronto con la pequeña aventura que les proponemos”, comenta Arechavaleta.
Pero ¿qué valor tienen los datos recopilados? “El hecho de saber sus preferencias (puesto que han sido ellos mismos los que nos las han descubierto) nos permite tener más opciones de satisfacer sus deseos”, explica el responsable de Enoturismo. “Es una sensación de mutua confianza: tú me dices lo que te gusta y nosotros, como bodega, te ofrecemos lo que estás esperando. Esto nos sirve para realizar una comunicación más adaptada a cada perfil concreto”.
Como una herramienta para fortalecer el vínculo entre la bodega y los clientes, la novedad se percibe como “una experiencia totalmente diferente a las realizadas en otras visitas”, lo que permite a la bodega “crear un buen recuerdo de la marca y de la experiencia en el Templo del Vino”.
Aunque, como en toda innovación, han surgido algunas dificultades, como la resistencia inicial de aquellos menos familiarizados con la tecnología o los problemas de conectividad que, en la inmensa mayoría de los casos, han sido fácilmente superadas por la experiencia que ofrece. “Normalmente, las personas que son más reacias a la utilización del móvil suelen mostrar menor interés, pero tras realizar la cata digital, comentan que les ha encantado”, resalta el responsable del departamento de Enoturismo de Ontañón Familia.
La integración de la tecnología en el enoturismo no solo enriquece la visita, sino que la mejora a través de diversos matices y la convierte en una experiencia digna de ser compartida. El cliente se divierte y aprende de forma sencilla con ayuda de la tecnología, contribuyendo a que cada actividad sea diferente y que los visitantes la compartan en redes sociales de forma muy habitual. Un enfoque que no solo promete mejorar la experiencia del cliente, sino que continúa avanzando hacia un enoturismo cada vez más tecnológico y personalizado, siempre con los valores del vino como eje de su disfrute.